En los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en el gran tema de conversación en el mundo de la tecnología. Muchas organizaciones están volcadas en implementar soluciones basadas en IA para optimizar procesos, mejorar la atención al cliente y acelerar la toma de decisiones. Sin embargo, este entusiasmo ha generado un efecto colateral preocupante: el descuido de la continuidad operativa, un pilar crítico de cualquier estrategia de TI.
El espejismo de la innovación sin resiliencia
La promesa de la IA es enorme. Automatización, eficiencia y capacidad de análisis predictivo son ventajas incuestionables. No obstante, mientras algunas organizaciones invierten fuertemente en modelos de lenguaje, chatbots y analítica avanzada, están dejando en segundo plano aspectos esenciales como:
- Planes de recuperación ante desastres (DRP).
- Respaldo y protección de datos críticos.
- Monitoreo de infraestructura y redundancia de sistemas.
- Protocolos de ciberseguridad adaptados a un entorno cada vez más complejo.
De poco sirve contar con la última herramienta de IA si un corte eléctrico, un ataque de ransomware o una simple falla en un servicio crítico (como el correo), dejan inoperativo al negocio durante horas o días.
La continuidad operativa: el verdadero motor del negocio
La continuidad operativa no es un tema accesorio. Es la base sobre la cual se construye la transformación digital. Una empresa puede sobrevivir sin un modelo de IA, pero difícilmente sobrevivirá si pierde el acceso a sus sistemas de facturación, a su correo corporativo o a la base de datos de clientes durante un tiempo prolongado.
El verdadero valor está en garantizar que la infraestructura tecnológica esté preparada para cualquier eventualidad: desde un desastre natural hasta un error humano. La resiliencia es la nueva ventaja competitiva.
Equilibrio entre innovación y estabilidad
El mensaje es claro: la innovación debe ir de la mano con la estabilidad. Las organizaciones que entiendan esto podrán aprovechar todo el potencial de la IA sin comprometer lo más importante: la continuidad del negocio.







